En
una sociedad de consumo como la nuestra, que ha alcanzado niveles elevados de desarrollo tecnológico y científico, muchos
hemos perdido la conexión con los mensajes de nuestro cuerpo y hemos aprendido a reprimir el impulso sexual, cuya energía,
que es base de otras energías, se ha desviado de forma incorrecta hacia otras áreas de la vida.
La Medicina Tradicional China nos habla de que toda la Creación
surge de la dualidad entre dos fuerzas cósmicas opuestas: el Yin -femenino- y el Yang -masculino. Así fue como Lo Uno (el
Tao) se manifestó de dos maneras contrarias que se equilibraban mutuamente, permitiendo que la energía primordial creara el
mundo manifiesto de los fenómenos, es decir, nuestro nivel concreto de realidad, donde hombre y mujer son personificaciones
de esta polaridad básica.
El
Ching Chi, o energía sexual, es la energía esencial del cuerpo y fuente de toda nuestra vitalidad. Si el flujo energético
no fluye correctamente a través de los canales o meridianos que conforman nuestro campo de energía, los conflictos producidos
en los diferentes cuerpos (físico, mental, emocional y espiritual) se manifestarán a través de enfermedades.
La Terapia Floral, al igual que la
Medicina Tradicional China y otras medicinas vibracionales, también entiende la enfermedad como un desequilibrio
entre los diferentes planos del ser humano (visión holística). Para el Dr. Edward Bach, descubridor del poder curativo de
las 38 esencias florales, la causa de la enfermedad se debe a una desconexión entre el Alma y la Personalidad. La función de las Flores de Bach es armonizar los estados mentales
y emocionales causantes del conflicto con nuestra Alma (Yo Superior), que de no ser resuelto a nivel sutil, cristalizará en
el cuerpo expresándose en síntomas físicos.
Con
todo lo expuesto, ¿cómo interpretar las patologías relacionadas con la sexualidad?. En palabras de Eduardo Grecco, "las patologías
del sexo son heridas del alma que tienen la finalidad de hacer consciente algo que ignoramos de nosotros mismos".
Los
expertos calculan que entre un 10 y un 20 % de trastornos de la sexualidad masculina obedecen a factores psicológicos, como
el estrés, ansiedad, inseguridad, baja autoestima, culpabilidad, miedo al fracaso, síndrome depresivo, etc. Es en estos casos,
donde la Terapia Floral tiene su verdadero campo
de actuación, ya que interviene energéticamente en aquellos patrones mentales y emocionales en desequilibrio. La esencia floral
no se dirige al síntoma (impotencia, eyaculación precoz, anorgasmia o inapetencia sexual), sino a la causa que lo origina
(factores psicológicos profundos).
Quizás
lo más maravilloso de los remedios florales es su función catalizadora en el viaje hacia la conciencia de todos aquellos contenidos
que han sido silenciados, negados o rechazados (lo que Carl Jung denominó "sombra"), restableciendo la comunicación con los
dictados de nuestro Ser auténtico. Para muchas culturas, la sexualidad es el camino más directo hacia la unión espiritual
con la
Creación.
Veamos, a continuación, el abordaje floral de algunos de los factores psicológicos involucrados
en la génesis de patologías de la sexualidad masculina:
Disfunción Eréctil:
Entre
las causas de origen psicológico más comunes en esta patología (tanto en impotencia psicogénica primaria como secundaria),
se encuentran: experiencias traumáticas, estrés, baja autoestima, miedo a no estar a la altura, culpabilidad o represión.
Flores
recomendadas:
STAR
OF BETHLEHEM: indicada siempre que haya habido vivencias traumáticas o exista shock físico, mental o emocional, especialmente
si las primeras experiencias sexuales fueron desagradables y ello condiciona nuestra actual vida sexual. El trauma ,a veces,
ni siquiera es consciente, aunque la persona puede sentir que "hay algo que no marcha bien".
ELM:
También llamada "flor antiestrés". Adecuada para situaciones de desbordamiento por exceso de responsabilidad. Este estado
es común en hombres con un alto nivel de autoexigencia y perfeccionismo. Con frecuencia, se sienten abatidos o desesperados
al creer que no pueden dar el máximo en sus relaciones sexuales, ya que conceden demasiada importancia a lo que se espera
de ellos.
LARCH:
Para cuando existe miedo al fracaso, sentimiento de incapacidad, Inferioridad e infravaloración. La persona puede verse a
sí misma como un "minusválido" en el área sexual. Es una flor realmente útil en casos de impotencia, para cuando nos sentimos
por debajo de la media o creemos no estar a la altura.
PINE:
sentimiento de culpa y no merecimiento, que muchas veces tiene su origen en patrones culturales heredados. Este perfil es
habitual si ha habido una infancia castradora o un modelo educativo donde la sexualidad era vista como pecado. Inconscientemente
la persona puede autocastigarse no permitiéndose sentir placer y la falta de erección puede obedecer a un sabotaje de la mente.
ROCK
WATER: Este es un patrón de gran rigidez mental, donde uno corre el peligro de convertirse en esclavo de una disciplina autoimpuesta
o de un modelo de conducta rayano en el puritanismo. En casos extremos, la persona tiende a reprimir sus instintos sexuales
al creer que éstos pueden interferir con su criterio, ya sea éste religioso, dietético, estético o moral.
CRAB
APPLE: Es el remedio "purificador" del sistema. Para disfrutar plenamente de la sexualidad es necesario aceptar la propia
imagen, sentirse a gusto con el cuerpo y dejarse llevar por las sensaciones. Sin embargo, cuando nos invaden sentimientos
de vergüenza y nos obsesionamos con pequeños defectos o imperfecciones, se producen bloqueos que pueden acabar menoscabando
nuestra autoestima. Es un patrón muy presente en personas excesivamente pudorosas, maniáticas con la higiene, que se sienten
"sucias" con determinadas prácticas sexuales o temen contraer enfermedades de transmisión sexual. Esta fantástica esencia
nos ayuda a mejorar la autoimagen.
HORNBEAM:
Para el cansancio físico y mental asociado a rutina o aburrimiento. En ocasiones, el sexo puede convertirse en algo casi mecánico
si no se alimenta con la llama de la creatividad. Es una esencia que aporta energía a nivel local, es decir, que actúa en
aquellas partes (ya sea en la mente o en el cuerpo) que acusan laxitud o falta de tono. En aplicación local, en forma de crema,
fortalece la circulación, reafirma y tonifica.
Problemas
de Eyaculación:
Tanto
en la eyaculación precoz como en la retardada, parece que el núcleo central de esta patología (siempre que no sea de origen
fisiológico) es un problema con el control, ya que en la primera el control se pierde y en la segunda se controla en exceso.
Además de las flores comentadas anteriormente, deberían tenerse en cuenta las siguientes:
CHERRY
PLUM: Esta esencia tiene su campo de acción en el eje control-descontrol. En algunas ocasiones, el exceso de tensión interior
(que nos puede hacer sentir como "sentados sobre un barril de pólvora") y el miedo a perder el control bloquean nuestra afectividad
impidiendo que las respuestas fisiológicas fluyan correctamente (en el caso de eyaculación retardada). Por el contrario, un
intento precario de mantener el control puede precipitar las funciones corporales, como ocurre en la eyaculación precoz. En
ambos casos, Cherry plum trabaja para reconducirnos al estado de equilibrio.
IMPATIENS:
Esta flor se asocia a estados de agitación, tensión mental e impaciencia. La aceleración y el vertiginoso ritmo interior propio
de estas personas, puede acabar afectando a sus funciones fisiológicas, que también acaban adelantándose en el tiempo (eyaculación
precoz). Impatiens posee una acción claramente "ansiolítica" que permite sincronizar los procesos del cuerpo y de la mente.
SCLERANTHUS:
Para estados de desequilibrio, alternancia y descoordinación. Esta esencia es conocida como "el estabilizador del sistema",
ya que promueve el equilibrio en cualquier función. En la eyaculación retardada, lo que se produce es un desfase, es decir,
la eyaculación no tiene lugar en el momento correspondiente, sino más tarde. También es de gran utilidad cuando la disfunción
sucede de forma alternante, es decir, unas veces sí y otras no. En cualquier caso, esta flor sincroniza los ritmos biológicos
y equilibra el pensamiento.
La
herencia del mito fálico
Ya
desde culturas ancestrales el pene ha sido objeto de veneración. El falo (del griego phallos) representa el miembro viril
en estado de erección y se identifica como símbolo de potencia, poder y supremacía masculina. Desgraciadamente, el mito fálico
aún sobrevive en el subconsciente de muchos hombres, que creen que deben ser infalibles y alcanzar la erección en cualquier
lugar y circunstancia. Este paradigma es el responsable de muchas ideas erróneas en torno a la sexualidad, ocasionando complejos,
frustraciones y numerosas disfunciones y patologías. La falsa creencia en que la potencia sexual (o el tamaño del pene) son
sinónimos de éxito y reconocimiento social, se ha convertido en un fantasma que acecha desde las profundidades de la psique.
Deberíamos aprovechar las corrientes de la llamada "Nueva Era", tan rica en matices y herramientas de autocrecimiento, para
reelaborar nuestras creencias y liberar de tabúes nuestra relación con el sexo. La sexualidad no es tan solo un viaje de los
sentidos, es también una experiencia de profunda comunicación que expande nuestra conciencia, trascendiendo el mundo de la
forma.
Raquel González Córdoba
Practitioner
registrada de la Fundación Edward Bach (Inglaterra)
Miembro
de la junta Directiva de SEDIBAC
Terapeuta Floral