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El arte Japonés
del Reiki ha conquistado literalmente al mundo. Desde América hasta Zaire, millones de personas de todas las religiones, credos
y culturas practican la modalidad curativa más simple y sin embargo más efectiva en el mundo. El Reiki no es una religión
y no requiere que el practicante se adhiera a una fe o filosofía determinadas, y la buena noticia es que cualquiera puede
aprenderlo: desde el nieto hasta la abuelita. Reiki, vocablo japonés, que significa energía universal de vida, o energía
cósmica, se compone de dos caracteres japoneses, uno para la palabra Reiki (espíritu) y otro para la palabra Ki (energía,
humor).
El fundador
del Reiki El origen de esta maravillosa técnica se remonta al erudito japonés Mikao Usui, de formación budista, quien lo
descubrió en la década de los años veinte en Kyoto, Japón, mientras realizaba un retiro de ayuno y meditación de veinte días
con propósitos introspectivos sobre la naturaleza humana.
El Reiki
viaja al mundo La historia del Reiki y la biografía de su fundador han estado empañadas por historias como cuentos de hadas,
que refieren la mayoría de libros sobre el tema y los practicantes de Reiki desde que éste apareció en el mundo moderno el
siglo pasado. Mikao Usui nace el 15 de agosto de 1865 en la provincia japonesa de Gifu, se casa con Sadako Suzuki, de cuya
unión nacen dos hijos, hombre y mujer. El Reiki llega a los Estados Unidos a fines de los años treinta a través de Hawayo
Takata, americana de nacimiento y japonesa de origen. En 1938, su maestro, Chujiro Hayashi, discípulo de Usui, la había instruido
y autorizado a enseñar Reiki. Juntos, Hayashi y Takata dieron clases e impartieron conferencias en Hawai. A fines de los setenta,
la Sra. Takata comienza a enseñar Reiki con mayor libertad, por lo cual muy pronto la técnica encuentra
su propia forma de penetrar en los corazones norteamericanos. A partir de ahí el Reiki se disemina a toda Europa, Sudamérica,
Australia, Asia y África. No sé ningún país a donde no haya llegado.
La historia
de Reiki en Japón Cuando arribé a Japón en 1990 con mi esposa japonesa Chetna, no tenía idea de que pronto descubriría
las raíces del Reiki y que esto constituiría un parteaguas en la prácticas y enseñanza del Reiki en el mundo e incluso en
el mismo Japón. Gracias a un número de simpáticas coincidencias entramos en contacto con un grupo de practicantes japoneses
que había estado trabajando con Reiki durante más de medio siglo. De esas personas, nombro principalmente al Sr. Fumio
Ogawa, a la Sra. Kimiki Koyama y recientemente la Sra. Chiyoko Yamaguchi, de quienes aprendimos acerca de las raíces
japonesas del Reiki, su historia y la vida de Mikao Usui. En marzo de 1922, Usui, antes secretario de un eminente político
japonés, se va al monte Kurama a realizar el retiro de veintiún días. De esa experiencia espiritual emerge impregnado en cada
célula de su ser por la misma energía del Reiki. El lugar donde meditó y el majestuoso templo ahí construido en el año 770
son célebres por su belleza natural y su impacto místico. La filosofía del sitio alude a una misteriosa energía de vida prevaleciente
en todos los seres, animados e inanimados. Al ubicarse en ciertos lugares señalados por los facilitadores, los visitantes
que acuden a los jardines del templo pueden sentir el flujo cósmico de esta fuerza de vida. Según esta filosofía toda la
vida está gobernada por el principio último llamado Sonten. Este principio se compone de los poderes de amor, luz y poder,
elementosque encabezan también el Sistema de Sanación Natural del doctor Usui. En abril de 1922, Usui sensei (término
que alude a la categoría de maestro en la cultura japonesa) establece una sociedad de curación que denomina Usui Reiki Ryoho
(método de curación) Gakkai (agrupación, sociedad) de la cual es el primer presidente. Su fama como sanador se extiende rápidamente,
en particular después del terremoto que devasta a Tokio en 1923 con un saldo de 140.000 personas fallecidas e innumerables
heridos. Se dice que Usui literalmente cura a miles de ellos, algunos de manera individual y a otros en grupos administrándoles
Reiki a través de las manos, el aliento, el sonido y los ojos. A medida que más y más personas escuchan de él y de sus
habilidades, su prestigio como sanador crece, dedicando gran parte de su tiempo a viajar a lo largo del país. Es durante
una gira por Fujiyama cuando le sobreviene una hermorragia cerebral. Fallece el 19 de marzo de 1926. El Reiki se extendió
por todo Japón, y para 1940 había aproximadamente cuarenta escuelas de diferentes tamaños funcionando. La principal, la Usui Reiki Ryoho Gakkai, permanece hasta la fecha. Muchos de los grupos
menores han cambiado su apariencia o incluso desaparecido por completo. La
Usui Ryoho Gakkai es sin duda una extensa asociación que reúne a quinientos miembros en todo el Japón, un
número muy pequeño considerando que la población nipona es de 120 millones. Pese a tratarse de la misma energía, es muy
diferente la práctica del Reiki en Japón a la de Occidente. La diferencia radica en la técnica y en la actitud, ingredientes
preponderantes en cualquier disciplina espiritual.
La práctica del
Reiki en Japón La principal diferencia entre el Reiki japonés y el occidental es que en el primero no existe un formato
de imposición de manos, ya que éste fue añadido tiempo después por la Sra. Takata. Además de los cinco principios del
ideario Reiki, sensei Usui enseñaba su sistema basado en tres pilares: Gassho, Reiji-Ho y Chiryo. Gassho (“dos manos
que se juntan”),con una meditación sencillísima pero de poderosos alcances. Reiji-Ho, técnica de conexión ultrarrápida
con la “indicación del poder Reiki” mediante tres breves rituales. Chiryo, el tratamiento a la usanza antigua
japonesa, en donde el paciente yacía sobre una colchoneta de algodón o sobre una de paja seca (denominada tatami) colocada
en el suelo, mientras que el practicante se arrodillaba a su lado para realizar la imposición de manos. En Japón el Reiki
se administra de manera más bien intuitiva. Después de algunos años el practicante aprende a seguir a sus manos en lugar de
un formato. Además de enseñar la imposición de manos, Usui incluía un ligero masaje, soplido, palmeo y también un leve golpeteo
en algunas zonas del cuerpo. Otra gran diferencia es el enfoque de la meditación y la respiración en el sistema japonés,
así como la importancia dada a su práctica. El estudiante aprende conforme va progresando de manera natural y sube al siguiente
nivel según la evaluación de sus habilidades y no de las iniciaciones recibidas. Hay alrededor de unas veinte técnicas
usadas por Usui que no sobrevivieron al viaje de Japón a América, y uno de mis esfuerzos ha sido precisamente reintroducir
estas técnicas a la práctica de Reiki. Hablo de técnicas simples, muy eficaces y que devuelven a ésta el verdadero espíritu
del Reiki. Podemos cesar de ver nuestro “propio” Reiki como la única forma verdadera y abrirnos a celebrar juntos
las posibilidades de expansión que estos y otros descubrimientos ofrecen a nuestra conciencia colectiva. Con estas palabras
confío haber acercado a Usui y su obra a sus corazones.
Frank Arjava Petter
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