¿Cómo puedo estar alerta en medio de fuertes situaciones emocionales? ¡Mi rabia se
siente como si miles de caballos salvajes estuvieran desbocados conmigo!
La
rabia es muy poca cosa. Si puedes simplemente esperar y observar, no te encontrarás con "miles de caballos salvajes". Si puedes
encontrarte aunque sea con un burrito, ¡eso será suficiente! Obsérvala y se irá, poco a poco. Entrará por un lado y saldrá
por el otro. Tú solamente tienes que tener un poquito de paciencia para no cabalgar sobre ella.
La
ira, celos, envidia, codicia, competitividad…todos nuestros problemas son muy pequeños pero nuestro ego los magnifica,
los agranda tanto como puede.
El
ego no puede actuar de otra manera; su ira tiene que ser grande. Con su gran ira, su gran miseria, su gran codicia y su gran
ambición, él se hace grande.
Pero tú no eres el ego, tú sólo eres un observador. Ponte simplemente a un lado y deja
que pasen todos esos miles de caballos; miremos cuánto tiempo les lleva pasar. No hace falta preocuparse. Tal como vienen-
son salvajes- se irán. Pero no nos perderemos siquiera de un burrito; ¡saltaremos inmediatamente sobre él! No necesitas miles
de caballos salvajes. Algo simplemente tan pequeño, y te has llenado de ira y fuego. Te reirás de eso más tarde, de haber
sido tan estúpido.
Si puedes observar sin involucrarte, como si fuera algo que está en la pantalla de un cine o de
la televisión…algo está pasando; obsérvalo. Se supone que no haces nada para impedirlo, para reprimirlo, para destruirlo,
sacando una espada y matándolo, porque, ¿dónde vas a conseguir la espada?- de la misma fuente de donde proviene la ira. Todo
es imaginación.
Observa,
simplemente, y no hagas nada- a favor o en contra.
Y
te sorprenderás: Aquello que parecía muy grande se vuelve muy pequeño. Pero nuestro hábito nos lleva a exagerar.
Un
niño pequeño regresa a casa corriendo- no tiene más de tres años- y le dice a su madre: "Mami, un enorme león rugiendo con
fuerza, ¡me ha estado persiguiendo por millas! Pero me las he arreglado para escapar. Se me acercó muchas veces. Estaba a
punto de atacarme cuando empecé a correr más rápido".
La madre miró al niño y dijo: "Tommy, ¡te he dicho un millón
de veces que no exageres! ¿Cómo vas a encontrarte con un león en la ciudad? …¿y has estado corriendo millas? ¿Y dónde
está el león?".
El niño miró fuera de la puerta. Dijo: "Está ahí fuera. Pero para decirte la verdad, sólo es un pequeño
perro, ¡pequeñísimo! Sin embargo, cuando me perseguía… Me has pedido que no exagere, y ahora mismo has estado exagerando
al decirme que lo has hecho millones de veces".
Nuestras mentes exageran mucho. Tú tienes pequeños problemas, y si
dejas de exagerar y ves simplemente, entonces en la puerta hay un pobre perrito. Y no hace falta correr millas; tu vida no
está en peligro.
Cuando te viene la rabia, no es algo que te va a matar. Ha estado contigo muchas veces anteriormente,
y has sobrevivido perfectamente bien. Es la misma rabia que has confrontado antes. Solamente has algo nuevo, algo que no has
hecho nunca: Cada vez que te veas envuelto en ella, peleando. Esta vez observa simplemente, como si no te perteneciera, como
si fuera la rabia de alguien más. Y te vas a encontrar con una gran sorpresa: ella desaparecerá en segundos.
Y,
cuando desparece la ira sin lucha alguna, deja tras de sí un estado tremendamente hermoso, silencioso y amoroso.
La
misma energía que se hubiera podido convertir en una pelea se queda en tu interior. La energía pura es una delicia; estoy
citando a William Blake: "Energía es delicia", sólo energía, sin nombre, sin adjetivo alguno. pero tú nunca permites que la
energía sea pura. o es rabia, u odio, o amor, o codicia, o deseo. Siempre tiene una connotación; nunca la captas en su pureza.
Cada
vez que surja en ti lo que sea, se trata de una gran oportunidad para experimentar la energía pura. Observa, simplemente,
y se irá el burro. Puede que se levante un poquito de polvo, pero ese polvo también se asienta por sí mismo; tú no tienes
que asentarlo. Tú simplemente esperas. No dejes de esperar y observar, y pronto te encontrarás rodeado de una energía pura
que no se ha usado en pelear, en reprimir o en enojarse.
Y energía es disfrute ciertamente. Una vez conoces el secreto
del disfrute disfrutarás cada emoción; y cada emoción que surja en ti es una gran oportunidad.
Observa simplemente,
y proporciónale una ducha de disfrute a tu ser. Poco a poco todas esas emociones desaparecerán, no volverán más; no vienen
si no se las invita. Observación, o estado de alerta, o atención o consciencia, todos son nombres diferentes para un mismo
fenómeno: ser el testigo. Ésa es la palabra clave.
The Invitation, # 4 (sin traducir) Osho